viernes, 17 de julio de 2015

Encuentro Mundial de las Familias lo vivimos en ARGENTINA !!!

Cada 3 años el Santo Padre convoca a las familias católicas del mundo a un encuentro de unidad, en el que miles de familias de los 5 continentes se reúnen para compartir, dialogar, orar y profundizar en aspectos importantes del papel de la familia cristiana, como Iglesia Doméstica y unidad base de la evangelización y de la sociedad.

Cada Encuentro Mundial de las Familias, es organizado por el Pontificio Consejo para la Familia, con la colaboración de la Diócesis elegida como sede.

Estos Encuentros Mundiales de las Familias los instituyó San Juan Pablo II, e iniciaron con motivo del Año Internacional de la Familia en 1994.

Este año es en :



Ya se han precisado los detalles del VIII Encuentro Mundial de las Familias

Monseñor Paglia subrayó el carácter mundial del evento que tendrá como protagonista a la familia, con sus historias, alegrías y penurias. También anunció que el Papa, al final de la Santa Misa, entregará el Evangelio de Lucas a las familias de cinco grandes ciudades del mundo (Hanói, Kinshasa, La Habana, Marsella, Sídney); "Queremos - dijo Mons. Paglia - que el Evangelio de la Misericordia sea anunciado en las grandes ciudades del mundo, especialmente en los barrios más pobres y periféricos. Queremos proporcionar el alimento del Evangelio a las familias del mundo para que construyan lazos de amor entre ellas, en la Iglesia y en la sociedad".

Nosotros desde ARGENTINA también participamos
 misionando en familia por todo  nuestro país !!!

Familia Misionera "Totus tuus".
Conscientes de la urgencia del llamado a la nueva evangelización del que hemos sido receptores desde San Juan Pablo II, pasando por Benedicto XVI y ahora con Francisco, hemos iniciado un itinerario de misión que nos ha impulsado a peregrinar por todo el país, e incluso, nos llevó a atravesar sus fronteras, con motivo de la JMJ en Río de Janeiro, en 2013.

La peregrinación a Santuarios marianos del país, como así también a fiestas patronales y demás eventos religiosos, nos ha enriquecido espiritualmente, reafirmando nuestra vocación misionera, y haciéndonos experimentar la universalidad de nuestra Madre, la Iglesia.

En efecto, teniendo como modelo a la Sagrada Familia de Nazaret, y fortalecidos por la gracia del sacramento del matrimonio, queremos dar testimonio ante el mundo del amor infinito e incondicional de Dios, que no deja de llamar a sus hijos a la santidad.

La plena comunión con nuestros sacerdotes, con los obispos y con el Papa, nos asegura la total sintonía con las verdades del Evangelio.



Queremos, como familia, ser colaboradores fieles e incansables en la obra evangelizadora de la Iglesia, acogiendo con gratitud y ofreciendo con generosidad los dones que ella nos prodiga con materna solicitud.

El Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en septiembre de este año, en Filadelfia, EEUU, mes en que deseamos realizar una peregrinación por nuestro país, en concordancia con este encuentro, a la que acudirá el Sucesor de Pedro; el Año de la Misericordia, que comenzará el 8 de diciembre próximo en Roma y en el mundo; el Congreso Eucarístico Internacional, que tendrá lugar en enero de 2016, en Cebú, Filipinas; el Nacional, que será a mediados de 2016, en Tucumán; la Jornada Mundial de la Juventud prevista para Cracovia, en Polonia, en julio de ese mismo año; son estos los grandes eventos de la Iglesia a los que queremos adherir y hacia los que con el corazón nos encaminamos desde ya.

Queremos conocer y dar a conocer la riqueza de estos acontecimientos de gracia, invitando a todos, en especial a las familias, a participar física o espiritualmente en ellos.

Nuestro compromiso de evangelización tiene como objetivo que cada vez más familias conozcan la verdadera Iglesia de Dios, que es mucho más que lo que presentan los medios o que lo que muestran nuestras propias debilidades y limitaciones.

¡Sean alabados Jesucristo y su Santísima Madre, Reina de las familias!




 

domingo, 17 de mayo de 2015

¿Por qué la familia como «escuela de comunicación»? ¿Qué nos quiere marcar Francisco con estas palabras?

Buenos Aires (AICA): El obispo de Cruz del Eje y presidente de la Comisión Episcopal de Medios, monseñor Santiago Olivera, ofreció una reflexión sobre el Mensaje del papa Francisco para la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el domingo de la Ascensión del Señor (17 de mayo) y que lleva por lema “Comunicar la familia, ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”.


El obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, ofreció una reflexión sobre el Mensaje del papa Francisco para la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el domingo de la Ascensión del Señor (17 de mayo) y que lleva por lema “Comunicar la familia, ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”.





Monseñor Olivera consideró importante que este mensaje del pontífice, orientado tradicionalmente a los trabajadores de los medios de comunicación, vaya en esta ocasión hacia el tema de la familia, que está siendo el centro de una profunda reflexión eclesial.

El prelado, que preside la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación, consideró necesario educar en el uso de las nuevas tecnologías para fortalecer en cada familia la comunicación y la comunión entre los miembros.

El Mensaje del Papa va dirigido a quienes trabajan en los ámbitos de la comunicación. Sin embargo, en esta ocasión ha optado por hablar a todos desde su pertenencia a una familia. ¿Por qué?
- Me parece muy importante que el Santo Padre haya unido este mensaje al ámbito de la familia porque la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y es allí el primer lugar donde se aprende a comunicar. Este acento da unidad a la reflexión pastoral que debemos hacernos como Iglesia.

Creo que ubicar a la familia como el mejor ámbito de comunicación, comenzando por el lenguaje del cuerpo, es un gran aporte del Santo Padre. El seno materno es la primera escuela de comunicación, creo que esto lo podrían compartir muy bien las madres que saben del encuentro, porque en su ser hay un “nuevo ser”, y con él se van comunicando por medio de caricias y hasta de oídos atentos a sus movimientos y manifestaciones. La familia es el lugar de aprendizaje de toda comunicación, ya que en ella convivimos con las diferencias de género y de generaciones.

¿Por qué la familia como «escuela de comunicación»? ¿Qué nos quiere marcar Francisco con estas palabras? ¿Acaso ve ausencia de diálogo en las familias actuales?
- No tengo dudas de que el Papa, conocedor de la realidad, ve y percibe que en no pocas familias puede haber ausencia de diálogo. Muchos de nosotros también podemos constatar que en este tiempo de comunicación podemos estar más incomunicados que antes.

En un mismo lugar, tres o cuatro personas, por no tener una buena educación en el uso de las nuevas tecnologías, están cerca pero muy lejos. Al lado unos de otros pero en conversaciones o búsquedas muy distantes. No es raro ver en familias, los hijos y quizá hasta los padres más jóvenes leyendo el mensaje, mandando o recibiendo mensajes de WhatsApp o revisando Facebock.

¿Qué hacer frente a esta situación?
- La familia, es el ámbito donde se aprende la comunicación y el respeto. Donde se vive la diferencia, donde se vive desde la “proximidad”, donde se aprende a ver el pasado y saber de dónde se viene, donde se valora el presente y se sabe parte de una historia que trasciende.

Tenemos que cuidarnos, educarnos y educar en el uso de estos nuevos medios que nos invaden y, más de una vez, nos imponen terribles y dolorosas distancias entre los lazos bien cercanos como pueden ser las familias y amigos.

¿De qué modo cree que se puede trabajar el valor de la familia en los distintos ámbitos eclesiales, profesionales y relacionales?
- Podemos hacer mucho por la familia fortaleciendo la comunicación y la comunión. Lo que el Papa predica y anima para encarnar la cultura del encuentro tiene mucho que ver con comunicación. Todo encuentro es comunicación y sin comunicación no existe encuentro verdadero.

La familia no es el lugar de sola información ya que la mera información no comunica. Por eso el Papa usa el término de la narración, y él mismo lo explica en su mensaje, la información es importante pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto. Narrar ayuda a ahondar en las relaciones vinculares, narrar por lo tanto, lo sabemos, es mucho más que producir y consumir información.

A los jóvenes hay que ayudarles a descubrir la familia como vocación. El encuentro entre un joven y una joven que en Dios deciden fundar una nueva familia, deben encontrar en la comunidad eclesial “una madre que acompaña, aconseja y orienta, ayudándolos así al diálogo y el respeto, valorando a la familia como el lugar, el ámbito en el que se aprende a convivir, a crecer y a bendecir”, como nos recuerda el Papa Francisco en su mensaje.+




Fuente http://www.aica.org/16504-mons-olivera-tenemos-que-educar-en-el-uso-de-los.html

lunes, 27 de abril de 2015

Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de San Miguel de Tucumán 2016


Queremos seas participe:

Convocatoria al XI CEN por parte de la CEA
Queridos hermanos y hermanas de nuestra Patria: Queremos invitarlos a celebrar juntos el 11° Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de San Miguel de Tucumán, cuna de nuestra independencia, durante los días 16 al 19 de junio de 2016.



Vamos a celebrar enVamos a celebrar en la Eucaristía al Señor Resucitado, adorar su presencia y agradecer su acompañamiento desde los inicios de nuestra vida como pueblo. Por eso al lema del Congreso: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos” lo acompaña la frase: “Jesucristo, pan de vida y comunión para nuestro pueblo”.
Vamos a celebrar en la Eucaristía al Señor Resucitado, adorar su presencia y agradecer su acompañamiento desde los inicios de nuestra vida como pueblo. Por eso al lema del Congreso: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos” lo acompaña la frase: “Jesucristo, pan de vida y comunión para nuestro pueblo”.
El Bicentenario de la Independencia nacional nos ofrece un marco histórico desafiante para que, asumiendo el legado de nuestros próceres, nos comprometamos a sembrar la cultura del encuentro que nos ayude a superar heridas y agobios, y a hacer de nuestra Patria una Nación fraterna cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
La comunión con Jesucristo Resucitado, presente en la Eucaristía, nos permite mirar creativamente la historia y descubrir nuestra identidad y nuestra cultura, verdadero desafío para forjar el futuro, renovando nuestra fe, comprometiéndonos con la justicia y sirviendo solidariamente a la fraternidad
Nos disponemos, como familia de Jesús, a celebrar el Año Santo de la Misericordia que ha de impulsarnos a buscar en la Eucaristía la fuente inagotable de su amor, a abrir nuestros corazones a la misericordia y a ser testigos de ella, especialmente frente a los pobres, a los enfermos y a los excluidos. Como enseña el Papa Francisco, “la Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno”. (Bula “Misericordiae Vultus”, 12)
Confiamos el Congreso Eucarístico a la oración de todos ustedes. Que el camino a recorrer nos haga verdaderos discípulos misioneros de Jesús, centinelas de un tiempo nuevo, anunciadores de la civilización del amor.
Con todos ustedes, nos ponemos en marcha en nombre del Señor. Que Nuestra Señora de Luján nos guíe y nos acompañe.

Los Obispos Argentinos 109° Asamblea Plenaria Pilar, 25 de abril de 2015

sábado, 11 de abril de 2015

Semana Santa “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”

Compartimos un resumen de lo que vivimos en Semana Santa en esta ocasion en  Wanda Provincia de Misiones a 1400 Km de nuestra querida Cordoba junto al Padre Eduardo Herrera , el Padre Rene Amaro y toda su hermosa comunidad.

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
Tiempo Pascual
Los cincuenta días que van desde el domingo de resurrección hasta el domingo de Pentecostés
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

La fiesta de la Pascua es tan importante, que un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.
¡¡¡A CELEBRAR A CONTAGIARNOS LA ALEGRÍA DE LA VIDA QUE SE HACE PLENA POR EL MISTERIO DE LA PASCUA!!! Que no nos gane el apuro o la rutina... Detengamos el tiempo para celebrar el misterio que está más allá de todo tiempo...

Son fiestas Pascuales,
Son fiestas de la Vida,
Es el Misterio de la Eternidad presente en nuestras historias...
Es Jesús resucitado que sale a nuestro encuentro y quiere festejar su vida con nosotros!!!


jueves, 19 de marzo de 2015

SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA y PADRE VIRGINAL DE JESUS FIESTA: 19 de marzo Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.



A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.

Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).

No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!

San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.

Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación.

San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.

Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.

Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José. Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.

Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros.

La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.

Amor virginal

Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio. Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios. San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.

El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).

Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).

Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).

En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).

Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13. San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.

Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.

Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.

Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.

Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas.

La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José. Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.


San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".

En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429). Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.

San Bernardino de Siena "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.

Santa Teresa de Jesús "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."

"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.

San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.

Bibliografía: Souvay, Charles L., Saint Joseph, Catholic Encyclopedia, Encyclopedia Press, Inc. 1913.

Foto: San José con el niño Jesús; Convento de las Visitantinas, Ciudad del Este, Paraguay. /- Padre Jordi Rivero.

jueves, 26 de febrero de 2015

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA

Oraciones para cada día. 
1. Señal de la cruz En el nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

2. Para arrepentirse de los pecados Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia, Ni retires de mí tu Santo Espíritu. (Salmo 51, 3.12)

3. JaculatoriaNuestra Señora de la Dulce Espera, Ruega por nosotros.
4. Seguir la reflexión propia de cada día






DÍA PRIMEROEl Señor nos regala la vida


Compartimos la Palabra“El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: ‘¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo’. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: ‘No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús’. María dijo entonces: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’”. (Lc. 1, 28-31.38)


Reflexionamos María, por su fe, pronunció estas palabras. Y así, a través de ella, la Vida vino a nosotros. Ella, plenamente mujer, se confió a Dios sin reservas, se mostró completamente dispuesta a la acción del Espíritu Santo y en esta respuesta se entregó para cooperar con la Gracia de Dios


Oramos Al comenzar este primer día de la novena, te expresamos Madre, nuestro amor. Venimos con confianza a pedirte por nuestras necesidades, haz que te imitemos en tu Sí a Dios. Comprende nuestro pedido, atiéndelo.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Por todos los padres y madres que esperan un hijo.-Por todas las familias de nuestro país. -Por la intención con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Que el Señor bendiga nuestra familia y la llene de gracia.

DÍA SEGUNDOEl Señor nos invita a ponernos al servicio de la vida


Compartimos la Palabra“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ‘¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor’”. (Lc. 1, 39-45)


Reflexionamos Las palabras de Isabel - "Feliz de ti por haber creído" - se aplican no sólo a aquel momento concreto de la Anunciación, sino a toda la vida de María. En su peregrinar hacia Dios, María recorrió un camino de fe que transitó toda su vida. Y lo hizo de modo heroico. En su obediencia de fe, ella se abandonó a Dios y, esperando contra toda esperanza, creyó cada día, en medio de las pruebas y contrariedades.


Oramos María, Madre de Jesús y Madre nuestra, intercede ante tu Hijo y enséñanos a amar y servir a los demás. Que, siguiendo tu ejemplo de disponibilidad, sepamos aceptar la vida como el don gratuito que Dios nos ha dado. Que podamos recorrer con fe y esperanza los caminos que nos llevan a cumplir la voluntad del Padre.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Por los que desean recibir la gracia de un hijo.-Por los padres que no tienen trabajo.-Por las madres que están solas.-Por la intención con que rezamos esta Novena.


Rezamos: Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Madre Santísima, bendice nuestro hogar.


DÍA TERCERODios hace maravillas con nuestra vida


Compartimos la Palabra“María dijo entonces: ‘Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es Santo! (Lc. 1, 46-50)


Reflexionamos Cuando Isabel saludó a la joven pariente que llegaba de Nazaret, María respondió con el Magnificat. Este canto de alabanza fue la respuesta de todo su ser a Dios, expresada de forma poética, pero sencilla. Sus palabras están inspiradas en muchos textos sagrados del pueblo de Israel y reflejan el gozo de su espíritu, la felicidad que le provoca ser consciente de que en ella se realiza la promesa hecha "en favor de Abraham y su descendencia por siempre".


Oramos María, madre de Jesús, enséñanos a rezar con fe, con apertura de corazón y sencillez, no sólo por nuestras necesidades sino también por las de todos aquellos que sufren y necesitan de nosotros y de nuestra palabra de esperanza. Que de nuestra boca, como de la tuya, broten palabras de alabanza hacia el Creador y Dador de vida. Dios Padre Nuestro, rico en amor y misericordia, que este tiempo de espera se transforme en una oportunidad de crecer en nuestra fe y en nuestra entrega a los demás. Que podamos encontrar momentos de alegría y felicidad y los compartamos con quienes nos rodean.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Por todos los bebés que crecen y se preparan para nacer.-Por todos los chicos abandonados.-Por las mamás adolescentes. -Por la intención con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


María, que en la Dulce Espera del Señor nos mostraste un camino de Esperanza, bendice nuestra vida.

DÍA CUARTO"...Y llegó el momento de ser madre"


Compartimos la Palabra“Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.” (Lc. 2, 6-7)


Reflexionamos María da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la madre de su Hijo por obra del Espíritu Santo. Y toda su existencia está marcada por la certeza de que Dios está a su lado y la acompaña con su providencia benévola.


OramosNuestra Señora de la Dulce Espera, ayúdanos a ser sencillos y pobres de corazón para alimentarnos de tu amor y crecer en fe y esperanza, sabiendo que todo lo debemos esperar de tu Hijo, nuestro Salvador. Ayúdanos a que, a semejanza tuya, vivamos con la certeza de que Dios está a nuestro lado y nos acompaña con su divina providencia.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra Madre, te lo pedimos Señor.-Por aquellas mamás que están a punto de parir.-Por todos los que tienen en sus manos la vida humana.-Para que todos los niños crezcan en un mundo de paz y amor -Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Madre Santísima, bendice nuestro trabajo de cada día y que lo pongamos al servicio de la vida.

DÍA QUINTONuestro hijo, plan de amor de Dios Padre


Compartimos la Palabra“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre y, acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: ‘Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados’. Jesús les respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’ Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. (Lc. 2, 41-51)


Reflexionamos Durante los años de su vida oculta en Nazaret, Jesús "vivía sujeto" a sus padres (Lc. 2, 51); sujeto a María pero también sujeto a José, su padre terrenal; de ahí que la gente considerara a Jesús como "el hijo del carpintero" (Mt. 13,55). Cuando el evangelista nos dice que "ellos (José y María) no entendieron lo que les decía", pone de relieve que aún su madre vivía en la intimidad con el misterio de Jesús, Hijo de Dios, sólo por medio de la fe. Por eso dice la escritura: "Feliz de ti por haber creído" (Lc. 1, 45).


OramosJesús, concédenos comprender, con la ayuda de tu gracia, las distintas situaciones que se nos van presentando en la vida, especialmente las más difíciles, aquellas en las que el dolor pone a prueba nuestra fe. María, Madre de los vivientes, que acogiste la Vida en nombre de todos y para el bien de todos, guíanos en el camino, protege a nuestras familias. Enséñanos a “estar en las cosas del Padre”.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Por todos los niños. -Por nuestras familias.-Para que en todos los hogares haya compresión y amor.-Por todos los chiquitos enfermos. -Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Señor Jesús, bendice nuestra casa de manera que sigamos los pasos del humilde hogar de Nazaret.

DÍA SEXTOMaría, nuestra madre, está atenta a nuestras necesidades


Compartimos la Palabra“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: ‘No tienen vino’. Jesús le respondió: ‘Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía’. Pero su madre dijo a los sirvientes: ‘Hagan todo lo que él les diga.’” (Jn. 2, 1-5)


ReflexionamosMaría manifiesta una maternidad nueva, según el Espíritu, cuando va al encuentro de las necesidades del hombre. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia ("no tienen vino"). Pero esto tiene un valor simbólico. María se ubica entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Como Madre, se sitúa "en medio", se hace mediadora. Ella intercede por los hombres y es portavoz de la voluntad de su Hijo: "Hagan lo que él les diga".


Oramos Madre del amor hermoso, intercede para que Jesús atienda nuestras necesidades. Enséñanos a hacer todo lo que Él nos dice y a pedir en la oración el conocimiento que todavía nos falta para tener el gusto profundo de las cosas de Dios. Que sepamos ver las necesidades de los que nos rodean y podamos brindarnos generosamente, ayudando especialmente a las mamás que, en este momento fundamental de sus vidas, se encuentran solas y desamparadas.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Por las madres que están solas. -Para que nadie se sienta abandonado o no querido.-Por todos los que trabajan en defensa de la vida.-Por la intención particular con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Señor, danos tu bendición.

DÍA SÉPTIMOTu hijo también tiene una misión


Compartimos la Palabra“Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: ‘Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte’. Jesús le respondió: ‘¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?’. Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: ‘Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre’” (Mt 12, 46-50)


Reflexionamos María es la primera entre aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Por eso aquella bendición pronunciada por Jesús se refiere en primer lugar a ella. María se convierte, en cierto sentido, en la primera "discípula" de su Hijo y, por medio de su fe, descubre una nueva maternidad según el Espíritu.


Oramos Madre nuestra, Señora de la Dulce Espera, tú nos enseñas que hallamos nuestra plenitud en la vida haciendo lo que Dios nos pide, construyendo el amor cada día y sirviendo al Señor. Que podamos testimoniar el significado del amor auténtico diciendo sí a la voluntad de Dios y sirviendo a Jesús en nuestros hermanos. Acuérdate de las familias que abrieron su corazón a la adopción; ayúdalas en la alegría de su generosidad: Que puedan gustar los hermosos nombres de papá y mamá. Que, teniéndote a vos como modelo incomparable de acogida y cuidado de la vida, puedan dar gracias por la bendición recibida.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra Madre, te lo pedimos, Señor.-Por todos los matrimonios que expresan su amor y su generosidad a través de la adopción.-Por los chicos que no tienen un hogar.-Por la intención particular con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Bendice, Señor, a todas las familias que desean el don de un hijo.

DÍA OCTAVOAmar a Dios sobre todas las cosas


Compartimos la Palabra“Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: ‘¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!’ Jesús le respondió: ‘Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.’” (Lc. 11, 27-28)


Reflexionamos Esta frase constituía una alabanza para María como madre de Jesús según la carne. Al evocarla, recordamos el evangelio de la infancia de Jesús, en el que María está presente como la madre que concibe al Hijo de Dios, lo da a luz y lo amamanta: la madre-nodriza a la que alaba una mujer de la multitud... Gracias a esta maternidad, Jesús es un verdadero hijo del hombre. Sin embargo, con su respuesta, el mismo Jesús quita vigorosamente la atención de la maternidad entendida sólo como vínculo de carne y la sitúa en aquel misterioso vínculo del Espíritu que se da en la escucha y la observancia de la Palabra de Dios.


OramosMaría, muchachita de Nazaret, tú que viviste las dimensiones de lo humano y de lo femenino de manera perfecta, intercede por nosotros, para que seamos atentos escuchas de la Palabra de Dios. Aleja de nosotros todo lo que nos impida practicar lo que Jesús nos enseñó. Pon en nuestra boca tus palabras, tus intenciones y todo lo que pueda abrir nuestro corazón al bien y al amor.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Porque las mujeres puedan amamantar a sus hijos, dándoles su alimento y su amor. -Para que todos los padres puedan ayudar a crecer a los hijos.-Por los abuelos que colaboran con la educación cristiana de sus nietos. -Por la intención con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Bendice, María Santísima, a todas las personas mayores que colaboran con el cuidado y la atención de los niños.

DÍA NOVENOJesús nos da a María como Madre


“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: ‘Mujer, aquí tienes a tu hijo.’ Luego dijo al discípulo: ‘Aquí tienes a tu madre.’ Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. (Jn. 19, 25-27)


Reflexionamos La maternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre. A los pies de la cruz comienza aquella especial entrega del hombre a la Madre de Cristo. La entrega es la respuesta al amor de una persona y, en concreto, al amor de la Madre. Por eso, a través de los siglos, de entre los diversos pueblos y naciones de la tierra, el hombre se dirige a María con veneración y confianza, como quien se dirige a su madre y busca en su fe el sostén para la propia fe.


OramosMaría Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra, sabemos que nos acompañas en el camino de la vida intercediendo por nosotros y por nuestras necesidades. Danos un corazón fuerte y generoso. Gracias porque cada uno de nosotros somos participes de la vida de Dios. Te pedimos que nos enseñes a respetar, proteger y defender la vida, especialmente la más débil e inocente. Inspira y protege especialmente a aquellos que, condicionados por el medio y las circunstancias que los rodean, no llegan a ver que la vida es siempre un bien. Que ellos sepan que "ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc. 1,30 37) y se entreguen con confianza a su providencia benévola. Bendícenos y guíanos en este camino para poder florecer en virtud y santidad. Confiamos en tu intercesión y esperamos con fe que Jesús nos conceda lo que pedimos.


A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.-Por los bebés no deseados, sus madres y padres. -Por los niños abandonados. -Por los que sufren. -Para que trabajemos en defensa de la vida humana.-Por la intención particular con que rezamos esta Novena.


Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:Padrenuestro (Ave María, Gloria).


Bendice, Señor, a cada niño que está por nacer.

domingo, 8 de febrero de 2015

NUESTRA SEÑORA DE LOURDES



ORACIÓN A NTRA. DE LOURDES


Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde aparecisteis para indicar a los extraviados el camino de la oración y penitencia, dispensando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana bondad.


Recibid, oh reina compasiva, las alabanzas y súplicas que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.


¡Oh blanca visión del paraíso, aparta de los espíritus las tinieblas del error con la luz de la fe! ¡Oh mística rosa, socorre las almas abatidas, con el celeste perfume de la esperanza! ¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad!


Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén.





sábado, 31 de enero de 2015

Santa Misa (Enseñanzas del Santo Padre Francisco)

Papa Francisco, Homilía, Santa Misa en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae (10 de febrero de 2014)



A misa no se va con el reloj en la mano, como si se debieran contar los minutos o asistir a una representación. Se va para participar en el misterio de Dios. Y esto es válido también para quienes vienen a Santa Marta a la misa celebrada por el Papa, que, dijo en efecto el Pontífice el lunes 10 de febrero, a los fieles presentes en la capilla de su residencia, «no es un paseo turístico. ¡No! Vosotros venís aquí y nos reunimos aquí para entrar en el misterio. Y ésta es la liturgia».


Para explicar el sentido de este encuentro cercano con el misterio, el Papa Francisco recordó que el Señor habló a su pueblo no sólo con palabras. «Los profetas —dijo— referían las palabras del Señor. Los profetas anunciaban. El gran profeta Moisés dio los mandamientos, que son palabra del Señor. Y muchos otros profetas decían al pueblo aquello que quería el Señor». Sin embargo, «el Señor —añadió— habló también de otra manera y de otra forma a su pueblo: con las teofanías. Cuando Él se acerca al pueblo y se hace sentir, hace sentir su presencia precisamente en medio del pueblo». Y recordó, además del episodio propuesto por la primera lectura (1 Re 8, 1-7.9-13), algunos pasajes referidos a otros profetas.

«Sucede lo mismo también en la Iglesia» —explicó el Papa—. El Señor nos habla a través de su Palabra, recogida en el Evangelio y en la Biblia; y a través de la catequesis, de la homilía. No sólo nos habla, sino que también «se hace presente —precisó— en medio de su pueblo, en medio de su Iglesia. Es la presencia del Señor. El Señor que se acerca a su pueblo; se hace presente y comparte con su pueblo un poco de tiempo». Esto es lo que sucede durante la celebración litúrgica que ciertamente «no es un buen acto social —explicó una vez más el obispo de Roma— y no es una reunión de creyentes para rezar juntos. Es otra cosa» porque «en la liturgia eucarística Dios está presente» y, si es posible, se hace presente de un modo aún «más cercano». Su presencia, dijo nuevamente el Papa, «es una presencia real».

Y «cuando hablo de liturgia —puntualizó el Pontífice— me refiero principalmente a la santa misa. Cuando celebramos la misa, no hacemos una representación de la Última Cena». La misa «no es una representación; es otra cosa. Es propiamente la Última Cena; es precisamente vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo».

Así, el Papa Francisco volvió a proponer, como lo hace a menudo, un comportamiento común en los fieles: «Nosotros escuchamos o decimos: “pero, yo no puedo ahora, debo ir a misa, debo ir a escuchar misa”. La misa no se escucha, se participa. Y se participa en esta teofanía, en este misterio de la presencia del Señor entre nosotros». Es algo distinto de las otras formas de nuestra devoción, precisó nuevamente poniendo el ejemplo del belén viviente «que hacemos en las parroquias en Navidad, o el vía crucis que hacemos en Semana Santa». Éstas, explicó, son representaciones; la Eucaristía es «una conmemoración real, es decir, es una teofanía. Dios se acerca y está con nosotros y nosotros participamos en el misterio de la redención».

El Pontífice se refirió luego a otro comportamiento muy común entre los cristianos: «Cuántas veces —dijo— contamos los minutos... “tengo apenas media hora, tengo que ir a misa...”». Ésta «no es la actitud propia que nos pide la liturgia: la liturgia es tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros debemos entrar allí, en el tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no mirar el reloj. La liturgia es precisamente entrar en el misterio de Dios; dejarnos llevar al misterio y estar en el misterio».

Y, dirigiéndose precisamente a los presentes en la celebración continuó así: «Por ejemplo, yo estoy seguro de que todos vosotros venís aquí para entrar en el misterio. Tal vez, sin embargo, alguno dijo “yo tengo que ir a misa a Santa Marta, porque el itinerario turístico de Roma incluye ir a visitar al Papa a Santa Marta todas las mañanas....”. ¡No! Vosotros venís aquí, nosotros nos reunimos aquí, para entrar en el misterio. Y esto es la liturgia, el tiempo de Dios, el espacio de Dios, la nube de Dios que nos envuelve a todos».

El Papa Francisco compartió con los presentes algunos recuerdos de su infancia: «Recuerdo que siendo niño, cuando nos preparábamos para la Primera Comunión, nos hacían cantar “Oh santo altar custodiado por los ángeles”, y esto nos hacía comprender que el altar estaba custodiado por los ángeles, nos daba el sentido de la gloria de Dios, del espacio de Dios, del tiempo de Dios. Y luego, cuando hacíamos el ensayo para la Comunión, llevábamos las hostias para el ensayo y nos decían: “mirad que éstas no son las que recibiréis; éstas no valen nada, porque luego estará la consagración”. Nos hacían distinguir bien una cosa de la otra: el recuerdo de la conmemoración». Por lo tanto, celebrar la liturgia significa «tener esta disponibilidad para entrar en el misterio de Dios», en su espacio, en su tiempo.


Y, llegando ya a la conclusión, el Pontífice invitó a los presentes a «pedir hoy al Señor que nos done a todos este sentido de lo sagrado, este sentido que nos haga comprender que una cosa es rezar en casa, rezar en la iglesia, rezar el rosario, recitar muchas y hermosas oraciones, hacer el vía crucis, leer la Biblia; y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos en el misterio de Dios, en esa senda que nosotros no podemos controlar: sólo Él es el único, Él es la gloria, Él es el poder. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios».

jueves, 29 de enero de 2015

Oración Misionera



Características de la Oración Misionera

“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba, como desde dentro de la alegría”
(Santa Teresita del Niño Jesús)



Los rasgos característicos de la oración misionera son los siguientes:



o Es Trinitaria: La oración del misionero se dirige a la Trinidad. Si bien se realiza siempre “en el nombre de Jesús”, y puede hacerlo acudiendo a la intercesión de grandes santos misioneros (San Francisco Javier, Santa Teresita del Niño Jesús, etc.), se dirige principalmente al Padre, fuente y origen de la misión de la Iglesia, a Jesucristo, de cuya misión somos continuadores, y al Espíritu Santo, protagonista de la misión.



o Es bendición, adoración y alabanza: A través de su oración totalmente desinteresada, el misionero le da a Gloria a Dios no sólo por lo que ha hecho, sino por lo que El es, reconociéndolo como único Dios y Señor, poniéndose dócilmente a su disposición y bendiciendo su Nombre.



o Es acción de gracias: En su oración, el misionero no se cansa de dar gracias a Dios por la vida recibida, por la vida de hijos de Dios, por la Iglesia y la dicha de pertenecer a ella, por la obra misionera, por la vocación misionera encomendada, por tantos hombres y mujeres que entregan su vida a la proclamación del Evangelio, especialmente por aquellos que lo hacen en tierras lejanas, y por todos los dones y carismas recibidos.



o Es petición e intercesión: A través de la oración, el misionero muestra conciencia de su relación con Dios, y como criatura que se sabe dependiente de El, pide a Dios por sus necesidades y por las del mundo entero. Pide por todos aquellos que aún no conocen a Jesucristo, para que lleguen a conocerlo. Pide por la Iglesia y por su dilatación hasta los confines de la tierra. Pide por los que, de una manera o de otra, trabajan predicando el Evangelio, para que se mantengan fieles a su vocación misionera. Pide para que surjan nuevas vocaciones misioneras así la obra misionera pueda verse enriquecida con nuevos evangelizadores. El Padrenuestro es modelo de oración de petición.



o Es Universal: El misionero es el “hermano universal” que presenta a Dios su oración por los hombres y mujeres de los cinco continentes que no conocen a Dios, por su conversión, por los misioneros que trabajan activamente en todo el mundo y por aquellos a quien Dios está llamando a ser misioneros. El Rosario Misionero es un claro ejemplo de oración universal. Las intenciones misionales que el Papa propone para cada mes, ayudan también a esta dimensión universal de la oración misionera.



o Es eclesial: A través de la oración, el misionero se une a toda la Iglesia que ora. El misionero no ora aislado del mundo, sino que lo hace en comunión con la Iglesia. Es por ello que no dice “Padre mío”, sino “Padre Nuestro...”



o Está centrada en la Palabra de Dios: Es muy importante que el misionero adquiera el hábito de leer la Palabra de Dios contenida en la Biblia, puesto que a través de ella, es como Dios le hablará y le manifestará su voluntad.



o Es confiada y esperanzada: El misionero sabe que su oración es escuchada y será atendida, y por ello es vivida con una actitud de esperanza y confianza filial.
"La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rueguen, pues,
al dueño de la mies que envíe obreros a su mies" (Mt. 9, 37-38)